
Primero sobrevivir (17). Hacia una nueva cultura agraria
Por JOAQUÍN P. SÁNCHEZ ONTENIENTE
Fotografías: ÁNGEL FERNÁNDEZ SAURA
Lunes, 2 jun. 2025
Homo agrícola ‘homo-geneizador’
Cuando hace 13.000 años el hombre se hizo agricultor “se abrió una gran caja de Pandora” (F. Valladares). Nuestros antepasados nómadas apenas cambiaban el paisaje, pero los sedentarios agricultores modificarían todo lo que les rodeaba.
Los antropólogos han llamado a ese punto de inflexión de la especie humana “la Revolución Neolítica”. Según el mismo autor, con la transformación agraria se inició la “sexta extinción” –la primera que no obedecía a causas naturales sino culturales– con pérdida masiva de biodiversidad. Las comunidades agrarias traerían después los pueblos y ciudades. Se perdieron muchas especies, pero en trece milenios otras tuvieron tiempo y habilidad para adaptarse o al menos mantenerse a cubierto en lugares menos alterados.
El problema es que cuando parecía que una parte notoria de la corteza terrestre iba a sobrevivir a la revolución neolítica, llegaba la “revolución verde”. Hacía falta aumentar exponencialmente la producción agraria para alimentar a una población demasiado crecida y surgieron los fertilizantes sintéticos y la explotación desaforada del agua. El empleo de ingentes cantidades de nitrógeno y fósforo catapultó una agricultura industrial sin control
La Fundación Europea de la Ciencia clama sobre la ceguera humana respecto del uso del nitrógeno agrícola: “la magnitud del problema sigue en gran medida desconocida y no reconocida fuera de los artículos científicos”. En España, y a modo de ejemplo, hubo clausuras temporales del servicio de agua potable, por contaminación con nitratos, en 171 poblaciones durante 2022.
El fósforo, por su parte, es el principal responsable, por su uso agrario excesivo, de los procesos de eutrofización de las aguas continentales, con el ejemplo desgraciadamente cercano del Mar Menor, que tras varios episodios de eutrofización extrema desde 2016, tuvo dos episodios de mortandad en 2019 y 2021.
Además de los fertilizantes tenemos el impacto de los pesticidas sobre la salud ambiental y humana: bactericidas, fungicidas, insecticidas y herbicidas viven una nueva gloria expansiva, tras unos decenios de contención reguladora.
Otras agriculturas son posibles
Que una agricultura sostenible es no sólo posible, sino el único futuro viable en todos los órdenes, se ha documentado y defendido sobradamente. Pero me gustaría llamar la atención sobre una inesperada aliada en la materia: la banca. Cuando el sistema financiero cree en ella –no hay más que ver las líneas especiales crediticias– por algo será.
El objetivo de la agricultura sostenible combina prácticas económicas, sociales y ambientales para asegurar la viabilidad a largo plazo de la producción y la salud del ecosistema. Hoy hace falta una guía para no perderse entre sus distintas modalidades, aunque todas ellas se solapan entre sí:
Agricultura orgánica: Renuncia al uso de productos químicos sintéticos y a los organismos genéticamente modificados (OGM).
Agricultura ecológica: Su prioridad es preservar y promover la biodiversidad natural y el equilibrio ecológico. Admite insumos incluso sintéticos, siempre que no contaminen o perjudiquen a la salud.
Agricultura biodinámica: Considera las tierras de cultivo como organismos interconectados. Emplea soluciones homeopáticas naturales para mejora de suelos y cultivos.
Agricultura regenerativa: Se centra en la mejora y revitalización de suelos y entornos alterados para aumentar la materia orgánica del sustrato.
Agricultura de precisión: Alta tecnología (sensores, drones y sistemas de información geográfica) para optimizar el cultivo y la planta individual, minimizando costos e impacto ambiental.
Permacultura: Abarca conjuntamente el cultivo con las personas y el reparto equitativo. Para ello incluye práctica agraria, construcción, gestión del agua, diseño de comunidades y otros aspectos de la vida humana.
Agroecología: Equilibrio entre tradiciones agrícolas y conocimientos actuales, combinando ciencia, práctica y movimientos sociales. Analiza el ecosistema para mejorar el rendimiento.
Agricultura sintrópica: Promueve la transición desde ecosistemas agrarios degradados hacia sistemas agro-forestales productivos, integrando los bosques con los cultivos al tiempo que regenera los suelos.
Agricultura de transformación: Su enfoque principal es mantener el suelo intacto. La labranza mínima, la cobertura permanente y la rotación de cultivos buscan mejorar la vitalidad biológica del suelo.
Agroforestería: Combina cultivos agrícolas y forestales en la misma parcela, aprovechando las interacciones.
La simpleza de Tomás

De mis antepasados agricultores por línea paterna intento conservar en producción, con más sentimiento que sentido práctico, la última tahúlla (término tradicional de superficie de regadío, equivalente a unos 1.118 metros cuadrados) en La Ribera de Molina. Hasta hace pocos años, entre los viejos huertanos con los que tenía ocasión de charlar un rato, veía con cierta frecuencia a Tomás, que ya se acerca a centenario y ha dejado de salir de casa. Nadie me ha definido mejor que él la fascinación por el oficio agrario, y curiosamente lo hacía sin palabras.
En los dias soleados, tan comunes por aquí, antes de empezar su charla, miraba expresivamente al cielo, con las manos hacia arriba, y luego señalaba el agua que corría por el brazal. No hacía falta nada más para transmitir sentimientos y esperanzas, pero también gratitud por esos regalos de la Naturaleza, que tan poco valoramos. Si todos tuviéramos algo de la simpleza de Tomás quizás consiguiésemos la compleja meta de la supervivencia.
Conclusión
La humanidad debe a la agricultura, más que a ninguna otra práctica, su enorme desarrollo y prosperidad, pese a tantas asignaturas de desigualdad pendientes. Pero hemos puesto en primera línea, durante los dos últimos siglos el objetivo de la producción económica, y ahora necesitamos urgentemente revertirlo hacia la producción sostenible. Se conocen las estrategias para ello –otras formas de agricultura– pero es preciso aplicarlas con más energía para evitar el colapso de la alimentación y la salud humana por una parte, y del funcionamiento del ecosistema global por otra
Fuentes consultadas
- Cubero, Violeta (2023): ‘Cuáles y cómo son los distintos tipos de agricultura sostenible’. plataformatierra.es, Cajamar-Caja Rural, Almería
- Hernández, Koldo y García, Kistiñe (2024): ‘La contaminación por nitratos cierra el grifo de agua potable’. El Ecologista nº 119, Ecologistas en Acción, Madrid
- Valladares F., Cantera X. y Escudero A. (2022): ‘La salud planetaria’. CSIC-Catarata, Madrid

Joaquín P. Sánchez Onteniente
Naturalista

Ángel Fernández Saura
Fotógrafo
www.angelfernandezsaura.com
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