ALDEA GLOBALPRIMERA PLANA

Primero sobrevivir (22). Renaturalizar: más que defender la naturaleza

Martes, 8 jul. 2025

Por JOAQUÍN P. SÁNCHEZ ONTENIENTE
Fotos: ÁNGEL FERNÁNDEZ SAURA

Diagnóstico diferencial

El término renaturalización pueden encontrarlo en publicaciones españolas desde hace menos de diez años, pero no es tan nuevo, ya que lo propuso, en su versión en lengua inglesa –rewilding– el estadounidense Dave Foreman en 1992. Sin embargo, no fue objeto de la atención general hasta que en 2020 el naturalista británico David Attenborough hizo una encendida defensa en su documental ‘Necesitamos renaturalizar el mundo’ en el que clamaba por la reintroducción de organismos salvajes en entornos en los que desaparecieron o están en peligro crítico por la acción humana, a fin de restaurar con ello procesos ecológicos esenciales. Se trata, en palabras del español Óscar Belmonte, de devolver a la Naturaleza algunas piezas de las que hemos quitado a su puzzle.
De manera abreviada e ilustrativa, en algunos foros se explica este movimiento con la clave de ‘las tres C’: conservación de núcleos, corredores entre ellos y carnívoros. La selección de los carnívoros como cruciales, entre tantos otros elementos de la vida silvestre, creo requiere de una aclaración complementaria. Los predadores vértice de las cadenas alimentarias silvestres, como lobos, grandes felinos, cocodrilos, tiburones y salmones, necesitan amplios espacios no domesticados; su presencia es por tanto la mejor garantía de ecosistemas funcionales y de conectividad entre ellos, en definitiva de la restauración a gran escala que propugna la renaturalización.
La renaturalización presenta dos grandes diferencias respecto de la conservación. En primer lugar, no se basta con proteger y garantizar la supervivencia de la naturaleza que tenemos, sino que propugna el retorno a la naturaleza más primigenia posible. Y en segundo lugar, en sus inicios elimina o remueve barreras de todo tipo (normas legales, explotaciones en curso o infraestructuras) y emprende intervenciones de ingeniería agroforestal o pecuaria, para después retirarse a una “negligencia benigna” como definen sus investigadores, dejando que la naturaleza fluya lo más independientemente posible

Proyectos pioneros de renaturalización

Las organizaciones pro renaturalización que ya se extienden por todo el mundo suelen argumentar con proyectos ya exitosos en este campo contra quienes ven en esta idea mucho de utopía.
Los primeros de la lista son del país cuna –Estados Unidos– en donde se adaptaron –e incluso se demolieron– presas para permitir la repoblación del salmón en cientos de lugares; se liberaron lobos en Yellowstone que luego se extendieron a lugares tan lejanos como el norte de California, y se emprendieron numerosos programas de recuperación de aves rapaces, quizás las más señeras sean el Aguila Calva y el Cóndor de California.
Después podemos encontrar iniciativas en muchos otros lugares (Guepardo y León en el sur de África; jaguares procedentes de cría en cautividad en Sudamérica… llegando progresivamente a otras especies singulares, ya no sólo carnívoras, desde venados de las Pampas a bisontes de Montana). Los que nos resultan más cercanos, en el continente europeo, son la reimplantación de poblaciones de castores en Escocia, de lobos en varios países centroeuropeos, y de linces y quebrantahuesos –también nacidos en cautividad– en la Península Ibérica. Un conjunto impresionante ya en sus inicios, pero sobre todo esperanzador, para enfrentarnos a la sexta gran extinción –la primera por causas humanas– de la biodiversidad.
Pero este argumento se complementa con algunas esencias diferenciadoras, sostenidas con evidencia científica publicada:
La biología de la conservación sostiene que la estructura, la diversidad y la resiliencia de los ecosistemas a menudo se mantiene mediante interacciones ecológicas (tróficas: esta especie come a esta) “de arriba hacia abajo” que son iniciadas por los principales depredadores
“El tamaño está justificado”, ya que los depredadores de amplio alcance suelen requerir grandes espacios de hábitat natural para la alimentación, los movimientos estacionales y otras necesidades.
Se requiere conectividad entre núcleos, ya que los espacios de éstos por sí mismos no son suficientemente grandes.
Y una última razón, ésta de índole moral: nuestra responsabilidad hacia las demás especies y el planeta, y el beneficio del equilibrio mental y emocional de compartir con ellas lo salvaje y lo silvestre.

Tono, el Ave Fénix de Cazorla

El mito del Ave Fénix, que después de morir renacía de sus cenizas, ha acompañado a la humanidad desde el Antiguo Egipto –donde se le llamaba Bennu– siendo trasladado por Herodoto a la civilización grecorromana. Incluso se incorporó a la cultura cristiana, encontrándose como metáfora de la resurrección en lápidas de los primeros enterramientos.
Recuerdo mi primera gran ‘expedición naturalista’ fuera de la Región de Murcia, con apenas quince años, a la Sierra de Cazorla. Llevaba oyendo hablar de una última pareja de quebrantahuesos –los únicos de la España meridional– varios años antes y mi máxima ilusión era verlos. No era el mejor contexto, pues era una excursión familiar que apenas se alejaba del automóvil. Me volví sin conseguirlo, algo decepcionado, si bien la grandeza de Cazorla –observación incluida de un Águila Real, mitigó la pena. Después supe que ya sólo quedaba un solitario ejemplar, al que los naturalistas pusieron el nombre de Tono, y que dejó de verse en 1986.
Viví con la misma inmensa tristeza que muchos naturalistas la pérdida de ese último quebrantahuesos, y entonces no podía ni imaginar que algún día volvería no sólo a Cazorla, sino a toda la Penibética, cielos de Murcia incluídos, este magnífico animal. Quiero creer que uno de ellos es Tono, nuestra Ave Fénix, que ha vuelto de manos de la renaturalización.

Conclusión

La renaturalización es un movimiento ambiental que propugna, con una creciente nómina de proyectos exitosos en todo el mundo, ir más allá de la mera defensa de espacios naturales o especies concretas, por la restauración de equilibrios globales presididos por la reintroducción y extensión de especies singulares, especialmente en la cúspide de las cadenas tróficas naturales (predadores de amplio alcance). Contra las protestas de simple utopía, la renaturalización ha mostrado evidencias científicas de contribuir al mantenimiento de procesos ecológicos esenciales y biodiversidad.

Fuentes consultadas

https://rewilding.org/
https://rewildingeurope.com/
https://rewilding-spain.com/

Joaquín P. Sánchez Onteniente
Naturalista

Ángel Fernández Saura
Fotógrafo

www.angelfernandezsaura.com
https://fotodcdd.myportfolio.com/work

Anterior entrega:

Etiquetas
Botón volver arriba
Cerrar
Cerrar