
Primero sobrevivir (21). Poblamiento y vida rural
Por JOAQUÍN P. SÁNCHEZ ONTENIENTE
Fotografías: ÁNGEL FERNÁNDEZ SAURA
Lo rural y lo urbano
No está tan clara la diferencia terminológica entre urbano y rural. En los países más desarrollados, donde el grado de confort y servicios públicos es alto en todas sus zonas geográficas, el criterio principal es el de concentración de la población; pero en el caso opuesto, hay países menos desarrollados donde grandes concentraciones humanas pueden extenderse en un medio no urbano.
Hay una realidad evidente: la población rural es la que más cerca y en contacto vive de los ecosistemas mejor conservados. Es por tanto decisivo contar con su colaboración. Pero aquí van de la mano esa necesidad de conservar los espacios rurales con una economía sostenible, que lejos de la pura extracción de recursos, base su explotación en enfoques integrados de aprovechamiento, garantizando la preservación de los procesos ecológicos esenciales del territorio y su prosperidad.
La mesa sobre la que planificar este ideario consta de cuatro patas, según expone la consultora rural Noelia Gómez:
- Fomentar la diversificación económica: La dependencia de una sola actividad económica, como la agricultura o la extracción de recursos naturales, puede ser perjudicial para el medio ambiente y la economía a largo plazo. Por lo tanto, es importante fomentar la diversificación económica como turismo, artesanía, producción de alimentos procesados y de alto valor agregado.
- Promover la gestión sostenible de los recursos naturales: La sobreexplotación de los recursos naturales puede agotar los recursos y dañar el medio ambiente, lo que a su vez afecta la economía y las condiciones de vida de las personas.
- Fortalecer la gobernanza y la participación comunitaria: La participación activa y efectiva de las comunidades locales en la toma de decisiones y en la gestión de los recursos naturales es clave para garantizar la sostenibilidad y la equidad.
- Incentivar la conservación y restauración de ecosistemas: La conservación y restauración de ecosistemas, como bosques, humedales y ríos, puede generar múltiples beneficios, como la protección de la biodiversidad, la regulación del clima y la provisión de servicios ecosistémicos. Debe articularse para ello una participación y cooperación continuada.
Conseguir que el campo se repueble tiene también sus riesgos: hacer volver a la gente al entorno rural, en un momento de crisis de biodiversidad, puede ser una amenaza para la conservación si no se saben compatibilizar ambos retos –el social y el ambiental– con esos cuatro ejes.
Mejor la ciencia que el buenismo
Un grupo de investigadores (CREAF y URJC) presentó hace un año un estudio de revisión a fin de evaluar las posibles estrategias socieconómicas y ambientales para revertir el despoblamiento rural. El trabajo examina la situación española pero puede ser útil para repensar otros escenarios. Sus conclusiones son interesantes, determinando como mejor fórmula el “uso extensivo del territorio”.
Las actividades extensivas (silvopastoreo, agricultura ecológica) pueden tener un impacto positivo en el entorno natural –evitan incendios, proveen de alimentos cercanos, reducen contaminación– o al menos, minimizar los negativos. Permiten que la gente pueda permanecer en poblaciones pequeñas porque da oportunidades laborales y comerciales.
Otras posibilidades evaluadas salieron peor paradas. Incluso se estudió el resultado de la más simple de todas: no hacer nada, y obvio es decir que no es en absoluto recomendable.
Pero tampoco salieron airosas en el estudio dos opciones en principio muy atractivas para los amantes de la Naturaleza: la de políticas exclusivamente conservacionistas para incrementar los espacios naturales, y la de mantenimiento estricto de paisajes históricos, protegiendo los cultivos y pastos que se están perdiendo por la despoblación. El listado de opciones desaconsejadas acaba con las actividades intensivas (monocultivos, ganadería intensiva o energía del carbón, por citar ejemplos), pese a que puedan ofrecer un espejismo transitorio de repoblamiento.

¡Y también se vivía!
El caravaqueño Jesús López García ha entrado mejor que nadie que yo conozca en el alma de los habitantes de esa España rural que, en sus postrimerías, yo también disfruté del tesoro de conocer en directo. Se refiere lógicamente a su entorno comarcal, la confluencia montaraz de cuatro provincias (Albacete, Almería, Granada y Murcia) de tres comunidades autónomas, pero estoy convencido que en lo esencial esa forma de ver la vida es perfectamente homologable al de cualquier otro entorno rural.
En uno de sus libros, con el hilo argumental de un recorrido por los parajes antes llenos de afanes y vida, hoy desoladoramente vacíos, el narrador va recibiendo información del otro protagonista, Prudencio, anciano criado en estos lares, a propósito de los cortijos y apriscos caídos que van encontrando.
Conmueve conocer, en boca de Prudencio, las mil y una calamidades y vicisitudes que aquellas gentes hubieron de pasar, en ese difícil período narrado de medio siglo desde la preguerra civil española hasta el éxodo de sus últimos pobladores a finales de los setenta. Y pese a ello, lo que queda es un poso de buenos sentimientos e incluso cariño por aquella época, en la que, como dijo uno de los viejos del lugar: “Y también se vivía”.
Aún estamos a tiempo de volver a ciertas formas de entendimiento con el medio rural, quizás también por nosotros, porque ¡también se vivía!
Conclusión
Para favorecer la consolidación de las comunidades rurales y revertir el despoblamiento se necesita de un equilibrio entre lo social y lo ambiental articulado en cuatro ejes: diversificación económica, gestión sostenible de los recursos naturales, fortalecer la participación e incentivar la restauración ecológica. La mejor estrategia para afrontarlo, por delante de fórmulas más aparentemente conservacionista, es el uso extensivo del territorio, que ofrece las mejores expectativas para la población local y para la Naturaleza, y por tanto para toda la colectividad.
Fuentes consultadas
Gómez, Noelia (2023): ‘Relación entre la preservación de la naturaleza y la economía rural’. www.RuralBridge.es. Córdoba
Lloret F y otros (2024): ‘La mejor estrategia para revertir la despoblación rural y proteger la naturaleza’. CREAF, Universitat Autónoma y IICG-URJC, Madrid y Barcelona
García Calvo, J.L. y Vozmediano Gómez-Feu, J. (1980): ‘Autosuficiencia rural’. FAT Madrid

Joaquín P. Sánchez Onteniente
Naturalista

Ángel Fernández Saura
Fotógrafo
www.angelfernandezsaura.com
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