ALDEA GLOBALPRIMERA PLANA

Primero sobrevivir (15): El mar original

Por JOAQUÍN P. SÁNCHEZ ONTENIENTE
Fotos: ÁNGEL FERNÁNDEZ SAURA

Cosas que todos sabemos

Tan sabido es que casi da pudor repetirlo: la superficie de los mares supone tres cuartas partes de la del planeta; contienen el 97% de su agua y significan el 99% del espacio vital por volumen. Proporcionan todo tipo de recursos naturales imprescindibles para nosotros, contribuyen a descomponer y eliminar residuos mediante sus procesos naturales de descontaminación. Y sobre todo, constituyen el mayor sumidero de carbono del planeta. Todo a su favor para que les cuidemos como herramientas vitales de supervivencia.
Pero no está siendo así, especialmente en los últimos años. Cuanto más sabemos de la catastrófica evolución en contaminación y calentamiento de los mares, más se aceleran esas diabólicas carreras.
Los procesos fisiológicos esenciales para la vida de los vertebrados, ese grupo animal más evolucionado del que formamos parte, requieren de unos determinados niveles de pH (acidez/alcalinidad) y que se mantengan aproximadamente constantes. Para ello a su vez se necesita que el pH del entorno se sitúe en ciertos niveles de alcalinidad, y que no sufran demasiada fluctuación.). No queremos ver uno de los más claros índices de alerta a nuestro alcance: el pH medio del océano ha descendido desde la Revolución Industrial desde 8,18 hasta 8,10, y las proyecciones científicas anuncian que en 2100 lo habrá hecho hasta 7,88 en el mejor de los casos (7,68 en el peor). Simplemente porque la acidificación del océano es el peaje químico a su absorción del CO2 que producimos en exceso.
¿Consecuencias negativas de este camino hacia la acidificación de los mares? incalculables. Las primeras señales las dieron hace años los arrecifes de coral, con sus cada vez más frecuentes episodios de blanqueamiento. La pérdida estética es sólo una advertencia de pérdida de vida. Los corales representan el más inmediato “papel de tornasol ecológico” para la humanidad; para mil millones de personas son además su principal recurso económico, y para 330 millones de ellas la principal protección contra las oleadas de tormentas. Como se dice en un conocido programa de radio: “…pero eso ¿a quién le interesa?” ¿A quién le interesa la supervivencia de la vida marina, la cadena y seguridad alimentaria que nos provee, el regulador del sistema climático mundial, la salvaguarda del mayor ecosistema del planeta, el depositario de un patrimonio científico aún no conocido?

Adán ante el mar

En 1916 el poeta chileno Vicente Huidobro publica ‘Adán ante el mar’ y le describe contemplándolo atónito como “la Soledad que no lo sabe frente a la Inmensidad despreocupada de ser Inmensidad”. En un momento dado exclama: “¡Oh Mar, en ti están todas las posibilidades!”. Pero para poder disfrutarlas no hay otra opción que actuar, y hay suficientes evidencias de los caminos a seguir:

Foto: ÁNGEL FERNÁNDEZ SAURA

Mayor cooperación internacional, y rigurosos marcos legales, especialmente contra la acidificación y el calentamiento.
Sistemas de gestión de áreas pesqueras, con fundamento científico, que incluyan suficientes zonas protegidas como criaderos y reservorios.
Responsabilidad en los consumos marinos. Lucha enérgica contra la pesca ilegal y la sobrepesca. Fin de las subvenciones a las pesquerías industriales y protección de las artesanales.
Reducción de la producción plástica al mínimo imprescindible y fomento del reciclaje, desde las obligaciones personales a las comunitarias. No permitir ningún producto desechable con alternativa reutilizable.
Reducir los aportes terrestres contaminantes y la polución por nutrientes de agricultura y acuicultura.
Partenariado de las instituciones internacionales y fomento financiero de las economías de países en desarrollo para el uso sostenible de la pesca, la acuicultura, y otros recursos marinos.

Tiburones y personas: guardianes de la Naturaleza

De entre los millares de científicos que consagran su trabajo a los océanos, quiero traer aquí a uno de ellos, especialmente interesado por el efecto del cambio climático en los mares. Se trata del ambientólogo Pablo Rodríguez; pese a su juventud ha participado ya en media docena de expediciones de gran calado por todos los mares del globo. Y sin restar un ápice de rigor científico a su trabajo, ha escudriñado también la poesía y la leyenda del mar; cuenta que para los polinesios, el animal marino más relevante en sus vidas es el tiburón, que guarda las islas del Pacífico. Cada tiburón guardián es de una especie distinta y tiene un nombre propio; sólo él permite al viajero visitar la isla, y por ello, cuando un polinesio muere, sus parientes agradecen a los tiburones guardianes que les haya permitido visitar y vivir en sus islas.
Cuando leí esta leyenda me vino a la mente la encendida defensa de los tiburones de un viejo amigo, el naturalista Manuel López Nicolás, un tipo que siguiendo su propio guión nunca ha dejado de defender la naturaleza a su manera pero sin fisuras, y en particular los mares –“el mar te acepta”, suele argumentar– desde hace una veintena de años. No pierde la oportunidad de trasmitir su fascinación por los denostados tiburones, reclutando partidarios para su defensa, quizás porque sabe, como los aborígenes polinesios, que “todos los animales son nuestros protectores” y que ahora los mares y la vida que albergan también necesitan un ejército protector, no sólo de científicos, también de personas como el Adán de Huidobro, atónitos amantes de la inmensidad.

Conclusión

Las consecuencias de los grandes cambios que sufren los océanos, en contaminación, acidificación y calentamiento serán dramáticas para los procesos ecológicos esenciales de carácter global, poniendo en peligro la eficiencia del primer sumidero de carbono del planeta. Es por ello necesario acometer acciones urgentes, rigurosas y constantes que preserven la vida en los mares, y con ella los importantes recursos económicos, que se derivan y afectan directa e indirectamente a miles de millones de personas. Sólo la conciencia y la movilización individual y colectiva puede sostener esas actuaciones frente a los poderes más reactivos

Fuentes consultadas

Huidobro, Vicente (2001): ‘En mares no nacidos. Obra selecta (1916-1931)’, Circulo de Lectores. Barcelona

Rodríguez Ros, Pablo (2020): ‘Argonauta’, Raspabook. Murcia

Joaquín P. Sánchez Onteniente
Naturalista

Ángel Fernández Saura

Fotógrafo

www.angelfernandezsaura.com

https://fotodcdd.myportfolio.com/work

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