ALDEA GLOBALPRIMERA PLANA

Primero sobrevivir (12): Nuevos caminos para la energía

Por JOAQUÍN P. SÁNCHEZ ONTENIENTE

Fotos: ÁNGEL FERNÁNDEZ SAURA
Sábado, 26 abr. 2025

Tan necesario como urgente

Nuestro sistema energético actual es el principal causante del cambio climático, pues desde la revolución industrial (1760-1840) se fundamenta en los combustibles fósiles (carbón y petróleo), que contribuyen en un 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero, además de muertes y enfermedades y daños infinitos a la fauna y los ecosistemas.
En un diabólico círculo vicioso las alteraciones climáticas causadas se convierten de vuelta en causantes de perjuicios directos a la generación energética: las sequías y escasez de recursos hídricos, unidas al aumento de temperaturas, dificultará la refrigeración de centrales térmicas, y las aportaciones de energías renovables (solar, eólica y sobre todo hidroeléctrica) sufrirán enormes variaciones, asociadas a fenómenos meteorológicos extremos, que reducirán y dificultarán su aprovechamiento.
Es pues urgente limitar el calentamiento a ese ‘soñado’ 1,5ºC de incremento medio global de las temperaturas, con respecto a la era preindustrial. Como destellos de esperanza asistimos a un enorme incremento de las renovables que, en economía de escala, está acompañado de una constante disminución de sus costes.
Pero todavía no es suficiente, tanto por la urgencia de la necesidad como por el paupérrimo punto de partida. Según el Panel de Expertos de Cambio Climático (IPCC) y de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC), para alcanzar ese objetivo-límite imprescindible de 1,5º C, hasta el año 2030 –¡sólo faltan cinco años!– habría que subir al 60% la cuota de energías renovables, que era sólo del 30% en 2022, lo cual dejaría una cuota del 40% para los combustibles fósiles, que actualmente está en un 70% ¿Un brindis al sol?
La meta para 2040 es también ambiciosa: que las emisiones netas del sistema energética sean nulas: o sea, que los gases de efecto invernadero producidos puedan ser íntegramente absorbidos por los sumideros naturales. La ecuación para que esto sea posible es sencilla: reducir las emisiones –sobre todo disminuyendo combustibles fósiles y aumentando la eficiencia energética– y aumentar la neutralización del carbono emitido; el mejor medio para esto es incrementar la extensión de prados y bosques, para la absorción de CO2.
El siguiente objetivo cronológico se fija en 2050, para el que habría alcanzar la electrificación generalizada del parque de vehículos y su descarbonización casi total.

Nadie pensó en un camino de rosas

Foto: ÁNGEL FERNÁNDEZ SAURA

El desarrollo deseable de las energías renovables no está exento de riesgos: una expansión desconsiderada de la energía hidroeléctrica fragmentaría ríos y afectaría negativamente a los ecosistemas fluviales; el necesario aumento de los cultivos bioenergéticos puede provocar cambios importantes en los usos del suelo y del agua y devenir en pérdida de biodiversidad; y por cerrar ejemplos, las nuevas líneas eléctricas y la extracción de minerles críticos puede afectar a toda suerte de ecosistemas sensibles. La transición energética debe ser rápida pero también debe ser planificada y cuidadosa, y no sólo para ser ecológica, sino también para no provocar conflictos evitables.
¿Y dónde queda la energía nuclear? Hemos asistido en los últimos años a un debate un tanto frívolo sobre si la energía nuclear se puede o no considerar ‘verde’ e incluso la Unión Europea ha iniciado una ‘reaceptación’ con criterios ambientales de esta modalidad energética. Pero no nos engañemos: sus elevados riesgos, la extrema duración de sus residuos y el descarado manejo de la población que su explotación ha evidenciado no la hacen más sostenible ahora. Simplemente ha jugado en su favor las bajas emisiones de carbono, sobre cuyos valores y estadísticas gira necesariamente toda la política energética actual. Que algunos influyentes países y poderes vuelvan su mirada a la energía nuclear no es más que aceptar un pretendido ‘imprescindible mal menor’ con el que muchos no estamos de acuerdo, ya que no sería necesaria si fuésemos capaces de responder adecuadamente con medidas verdaderamente ‘verdes’ a la reducción y neutralización de las emisiones de carbono en forma de gases de efecto invernadero.

La alegría de Amaterasu

El sol se ha considerado el dios principal en las más extendidas mitologías de la humanidad: Tonatiuh, el Quinto Sol azteca; Ra, el Dios Sol egipcio; y Helios, el dios del sol griego, con Apolo, su intercesor con los humanos. Todos ellos vienen a certificar la inmensa fascinación que nuestra especie sintió, con toda seguridad incluso antes de modular su lenguaje y su cultura, por nuestro astro como fuente de vida. De una u otra forma siempre hemos sabido que su fuerza ha sido imprescindible para todos los procesos ecológicos esenciales de los que dependemos.
Su energía es una de las que podemos aprovechar con mayor compatibilidad ambiental y por ello pienso ahora en el sol, pero es su figura como suprema diosa de la mitología sintoísta japonesa –Amaterasu, la diosa del Sol– la que me inspira mayor esperanza en la cordura de la humanidad. Según la leyenda, Amaterasu se refugió en una cueva después de una disputa con su hermano, sumiendo al mundo en la oscuridad; para hacerla salir, el resto de dioses, todos menos relevantes, organizaron una celebración ruidosa y alegre, restaurando así la luz del sol y con ella el futuro de todos los seres vivos, nuestro futuro.

Conclusión
Casi no nos queda tiempo: es urgente e imprescindible modificar nuestro sistema energético con sus emisiones de carbono como principal causante del cambio climático, que pone en jaque la supervivencia del planeta como lo conocemos y de nuestra especie en particular. El tan repetido límite catastrófico del calentamiento global en 1,5 ºC no se puede banalizar, pues con toda seguridad desencadenará resultados letales. De todas las acciones imperiosas, son las actuaciones sobre los aprovechamientos energéticos las más necesarias. Es preciso incrementar la cuota de renovables y bajar la de combustibles fósiles con toda rapidez

Fuentes consultadas

WWF (2024): “Informe Planeta Vivo 2024. Un sistema en peligro” WWF Gland, Suiza

Turiel, Antonio (2022): “Sin energía”. Madrid, Ed Alfabeto

Turiel, Antonio (2020): “Petrocalipsis”. Madrid, Ed Alfabeto

Joaquín P. Sánchez Onteniente
Naturalista

Ángel Fernández Saura
Fotógrafo

www.angelfernandezsaura.com
https://fotodcdd.myportfolio.com/work

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