ALDEA GLOBALPRIMERA PLANA

Primero sobrevivir (13): Los horizontes del transporte

Por JOAQUÍN P. SÁNCHEZ ONTENIENTE
Fotos: ÁNGEL FERNÁNDEZ SAURA

Sábado, 4 may. 2025

De medias y largas distancias: el tren

En un contexto de deterioro ecológico, con un inevitable agotamiento –y necesaria reducción– de los combustibles fósiles, se observa en el horizonte un escenario inesperado: el previsible repliegue de las actividades económicas hacia escalas más locales e incluso más rurales. Debemos pensar en ello cuando estudiemos los horizontes del transporte.
Con un sistema de transportes dependiente aún en un 90% del petróleo, y sin haberse materializado a tiempo su transformación a fórmulas renovables, el colapso ante el agotamiento-reducción parece inevitable. Podemos vivir en los próximos veinte años –por agotamiento-encarecimiento de los combustibles fósiles– una espiral de infrautilización y abandono, ante el próximo pico de caída constante de la explotación petrolera; no será un proceso brusco, pero sí paulatino e inevitable.
Desde la actual configuración territorial es probable que se produzca un retorno a las zonas rurales y un abandono progresivo de las grandes urbes y metrópolis, en especial de las sobredimensionadas zonas periurbanas y residenciales dispersas. La electrificación acudirá en socorro, pero no será suficiente, si no se reducen además, y de manera significativa, las necesidades de transporte.
El grueso de la solución puede recaer sobre el tren, sobre todo de medias y largas distancias, incluso internacionales, destacando aquí por su rentabilidad social y económica los trenes convencionales, frente a los de alta velocidad.
Otras modalidades –transporte aéreo, marítimo y por carretera– deberían quedar como alternativas inevitables en función de la naturaleza del trayecto, y desde luego siempre con prioridad al transporte público frente al privado, y al de necesidad sobre el de simple placer y ocio. En el caso de la aviación, se precisan además ordenaciones legales que eviten vuelos de corta duración.
No es demasiado tarde para revertir la apuesta política de los grandes poderes económicos sobre la alta velocidad, a favor de la cual llevamos tres décadas de desmantelamiento del tren convencional (cierre de líneas, estaciones y servicios, entre ellos los trenes nocturnos, que ya pertenecen sólo al recuerdo). Especialmente significativa la baja cuota modal de transporte de mercancías (en España del orden del 2,5%).

De proximidad: todo menos el automóvil

Foto: ÁNGEL FERNÁNDEZ SAURA

El automóvil privado es la principal distorsión del sistema. Tras la burbuja inmobiliaria (de extensión variable según países, pero en torno a la década 1998-2007) provocó una mayor dispersión urbanística, que desembocó en una mayor apuesta por el vehículo privado, de manera que al final quedó el automóvil como astro rey del transporte urbano, tan tiránico como perjudicial para el medio ambiente. Los beneficios de destronarle serían tan evidentes que los gestores de las ciudades deberían rendir cuentas por cada día de retraso.
Sin duda es ambientalmente preferible el transporte colectivo y, dentro de éste, las diferentes fórmulas ferroviarias (tranvía, metro y trenes de cercanías). Pero no caigamos en la ingenuidad de creerlo ‘per se’, porque cuando se producen excesos en nuevas redes y posteriormente no se corresponden con la ocupación, podemos encontrarnos con que el consumo medio energético por pasajero se aproxime al del automóvil; y esto son palabras mayores.
Se requieren por tanto estudios rigurosos e imparciales para asegurar que toda nueva planificación de transporte público devenga en una mayor eficiencia energética y ambiental . Y para ello es tan legítimo como necesario emprender medidas disuasorias y restrictivas contra el transporte motorizado privado.
El apoyo por otra parte a la bicicleta debe ser tan decidido, por sus virtudes ambientales, saludables, sociales y económicas, que tendría que resultar en un claro trasvase desde los medios motorizados. Cuando el monstruo todavía no ha crecido mucho, es momento de desterrar esas iniciativas de supuesto interés social, de servicios institucionales de alquiler de bicicletas eléctricas, patinetes y otras argucias que utilizan los criterios ambientales únicamente para dedicar sustanciosas subvenciones a ciertas ramificaciones empresariales del poder político, derrochando un capital en buena medida público, con la dudosa explicación de que un particular no puede afrontar con mejor criterio económico, ecológico y de implicación personal el mantenimiento de uno de estos medios elementales de movilidad.

Saludar al gigante

Cuando era niño vivía en un pueblo ferroviario; no sólo tenía estación (de término) sino incluso talleres de reparaciones de alcance estatal. Más aún: disponía hasta de una línea ferroviaria privada que ejerció un gran trabajo durante gran parte del siglo XX, desde las cercanas sierras mineras hasta un descargadero en la costa. He procurado que ese amor por el tren como asombroso gigante tan presente en mi infancia no desvirtúe mi análisis sobre su bondad ambiental, social y económica; pero cuanto más te documentas sobre el tema, más claro resulta que deberíamos saludar al tren como la solución más sostenible.
Observado desde la edad madura, me gusta pensar que esos niños que contemplan también el tren al pasar lo ven con los ojos reencarnados de viejos sabios de tiempos pasados, viajeros de tierras míticas ¿Por qué si no el impulso infantil tan común de saludar al gigante?

Conclusión

Se precisa una transformación del transporte más rápida y contundente alejándonos de los combustibles fósiles, siempre mejor el público que el privado, y entre los primeros priorizando el tren para medias y largas distancias, incluso internacionales. La aviación, el transporte marítimo y el de carretera han de quedar como alternativas inevitables en función de la naturaleza del trayecto y, en su caso, de las mercancías. Como transportes de proximidad también deben potenciarse los ferroviarios (metro, tranvía y trenes de cercanías) y los de carácter personal, no contaminantes, singularmente la bicicleta.

Fuentes consultadas

De Blas y otros (2020): “¿Qué es, en realidad, descarbonizar el transporte?”, en Ecologista nº 106, pp 40-43. Madrid, Ecologistas en Acción

González, Mariano (2015): “Tren convencional, alternativa todavía útil al colapso que se nos avecina”, en “El tren público y social en la encrucijada”, pp 21-23. Madrid, Baladre-CGT-EA

Sanz A., Vega P. y Mateos M.: (2015): “Otra política de movilidad urbana”, en Ecologista nº 84, pp 50-52. Madrid, Ecologistas en Acción

Joaquín P. Sánchez Onteniente
Naturalista

Ángel Fernández Saura

Fotógrafo

www.angelfernandezsaura.com

https://fotodcdd.myportfolio.com/work

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