ALDEA GLOBALPRIMERA PLANA

Primero sobrevivir (5): La obligación individual

Por JOAQUÍN P. SÁNCHEZ ONTENIENTE
Sábado, 8 mar. 2025

Las futuras generaciones ya llegaron

Según enuncia el biólogo Enrique Baquero, para reducir la destrucción que provocamos en el planeta debemos ser conscientes de nuestra responsabilidad ambiental, que puede definirse como nuestra capacidad para entender que nuestras decisiones tienen un impacto ecológico y para cambiar por ello nuestros actos. Generalmente, ese impacto ecológico consiste en un daño causado a otras especies, a la naturaleza en su conjunto o a las futuras generaciones, por las acciones (o las no acciones) de otro individuo o grupo.
Pero mucho me temo que esas “futuras generaciones” ya llegaron, y van a sufrir mucho más que las actuales las consecuencias de una continua crisis ambiental de final incierto (por utilizar un término suave).
Francisco Canovaca y Carmen Cánovas, arquitecto y maestra que trabajan también en inteligencia emocional, afirman que no hay otra responsabilidad colectiva que la suma de las responsabilidades-comportamientos individuales, y que si éstos son altruistas y solidarios, el primer beneficiado es el propio individuo. Apelan para ello, con mucho tino, al filósofo Kant: “Cada persona cuenta con la razón suficiente para diferenciar lo correcto de lo incorrecto… si bien el que conozcas lo que está bien no implica que lo lleves a cabo”. Pero ante las graves consecuencias de una catástrofe ambiental en ciernes, quizás podríamos descartar otro aspecto esencial del razonamiento kantiano: el énfasis en obrar en base a lo correcto “per se”, por ética, sin que sea necesario perseguir un fin. Porque en esta materia sí es necesario, por nosotros y por los demás, perseguir un fin: el de la supervivencia.

Catálogos de acciones individuales

Por si alguien tuviese dificultades generales o parciales para discernir lo correcto de lo incorrecto, la bibliografía, los divulgadores y las redes están plagadas de catálogos de acciones individuales concretas. He aquí, por qué no, mi propia lista, que he ordenado en función de su mayor impacto, ponderándola con las principales causas de degradación ambiental a escala global.
Primero. Alimentación sostenible: consumo moderado de carne, adquisición de alimentos de proximidad, adquisición de productos ecológicos certificados. De tener esa posibilidad, crear huertos de autoconsumo con compostaje casero.
Segundo. Preferencia por las energías renovables y reducción del consumo energético, tanto en movilidad (prioridad al transporte público, eléctrico y no motorizado, conducción moderada), como en el consumo doméstico (eficiencia, manejo de termostatos, aislamientos, bajo consumo, programación de ahorro, desconexión).
Tercero. Reducción y preservación de la calidad del agua, tanto de riego (optimización de regadíos) como doméstica (medidas y hábitos de reducción y no contaminación en el aseo y limpieza, así como en el uso de electrodomésticos).
Cuarto. Compra de bienes: un primer criterio de austeridad y un segundo criterio de reducción, reutilización u reciclaje en los productos y sus embalajes. Mejor el granel que el estuchado. No comprar nada desechable que tenga alternativa reutilizable.
Quinto. Cuidar nuestro entorno próximo, prestando especial atención a evitar y reducir residuos –por ejemplo, mejor fiambreras que envoltorios- así como a su separación en origen, para facilitar su tratamiento y reciclaje. Cuidar igualmente los espacios naturales en todas sus formas, evitando cualquier acción que los degrade o ponga en peligro.

Foto: PEXELS-KAMPUS

Fernando Valladares lo explica bien: las acciones individuales no van a poder solucionar el cambio global, ya que se requieren acciones a escala planetaria. Pero eso no quiere decir que nuestras acciones personales no sirvan para nada, porque suponen un gran e imprescindible capital por dos razones:
Su acumulación propicia un movimiento social significativo. Haciendo cosas nos empoderamos para una mayor exigencia a los gobernantes y líderes empresariales y financieros.
La acción individual reduce de manera significativa y medible el impacto global. A modo de ejemplo: se calcula que puede mitigar hasta en un 20 por ciento todas las emisiones de gases efecto invernadero.

Los cuatro pasos al contenedor amarillo

Cada piedra tallada para el acueducto de Segovia contribuyó al resultado; cada individuo puede contribuir a evitar la catástrofe ambiental. Pero la situación nos obliga a ir más allá: ¡tiene la obligación ineludible de hacerlo!
Si usted tiene el ánimo para levantar la tapa de cualquier contenedor general de su ciudad, encontrará –no lo dude- envases, cartón y otros materiales que no deberían estar allí. Las multas administrativas más bajas por esta acción rondan los 30 euros; le desafío a que pida información sobre la estadística de denuncias y multas por esta materia. Lenidad absoluta por parte de nuestras autoridades, banalización por parte de muchísimos ciudadanos. Y estoy citando posiblemente la acción individual más simple y recurrente que tenemos en nuestras manos.
El filósofo Antonio Campillo utiliza una expresión que viene al caso: la “elusión generalizada de las responsabilidades ecológicas”, que no es otra cosa, afirma, que la impunidad con que día a día se cometen daños, amparados en la incertidumbre de sus consecuencias lejanas, que comparten desde los más poderosos hasta los particulares.
Tenemos sobradas evidencias que si no se utilizan urgentemente medidas más ejemplares, pero también coercitivas, seguiremos prefiriendo el fin del mundo antes que los cuatro pasos que nos separan del contenedor amarillo.

Conclusión

El/la individua/o es el/la primer protagonista en la batalla por la supervivencia ambiental, y por tanto ostenta la responsabilidad de que sus propias conductas coadyuven y jamás empeoren el pronóstico con respecto a la crisis climática y ambiental. Debe reconocerse y estimularse la importancia de la acción individual, pero el momento actual ya no es de la simple recomendación o ruego, se precisan medidas ejemplares y coercitivas para propiciar un futuro asumible para el planeta y la humanidad.

Fuenrtes consultadas

CAMPILLO, Antonio (2001): “El gran experimento. Ensayos sobre la sociedad global”. Los Libros de la Catarata, Madrid.

CANOVACA F.J. y CÁNOVAS M. (2021): “Responsabilidad individual y colectiva: cómo pueden mejorar tu vida”. Coacharte, Córdoba.

GUTIÉRREZ PÉREZ C. y GUTIÉRREZ CÁNOVAS C. (2009): “La actuación frente al cambio climático. Guía para un consumo sostenible”. Consejería de Educación Formación y Empleo y Universidad de Murcia.

Joaquín P. Sánchez Onteniente
Naturalista

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