OPINIONPRIMERA PLANA

Opinión. Mi (mala) experiencia con la vacuna contra la Covid-19

Por JESÚS MAQUILÓN
Lunes, 5 jul. 2021

Quiero contar mi experiencia con la vacuna Covid-19, concretamente la vacuna Pfizer. Los síntomas posteriores a la primera dosis fueron los usuales, como dolor de cabeza durante las siguientes 48 horas.
Mi calvario empezó el día posterior de ponerme la segunda dosis, el 8 de junio. El 9 de junio era festivo y empezó con dolores fuertes de cabeza, malestar, pérdida de fuerza y fiebre de 38 grados. Todo casi normal. A las 48 horas todo empezó a relajarse hasta estar medio bien.
Cual fue mi sorpresa que al cuarto día después de ponerme la segunda dosis empiezo a oír unos sonidos raros en mis oídos y como estaba en un bajo con pantallas led, pensé que un transformador de estas pantallas estaba a punto de romperse. Apago la luz y sigo oyéndolo. Apago una pequeña lamparilla que había, y sigo oyéndolo. Apago un pequeño frigorífico, porque pensé que era el ruido del compresor, y continúo oyéndolo.… Me tapo los oídos y ¡Los ruidos siguen dentro de mis oídos! ¿Esto qué es?.
Los ruidos no desaparecían, 24 horas al día… un infierno. Voy inmediatamente a mi médico y me deriva al otorrino. Ya sé lo que tengo después de visitarlo y sé cómo se llama: acúfenos (o tinnitus), término que en mi vida había oído. Esto no es ni más ni menos que una mala interpretación de una señal que sale del cerebro hacia el oído creyendo el cerebro que es una señal acústica. ¿A causa de qué? Pues del efecto y las secuelas que había producido la vacuna en mi cuerpo. A partir de ahí empieza mi particular calvario.
Comienzan a darme vértigos, angustia, pérdida de memoria, dolor de articulaciones, dolor de músculos, cansancio extremo… pierdo 15 kilos. Actualmente me siento fatal, pues además tengo pérdida de memoria (se me olvidan nombres de amigos, localización de las cosas, conocimientos que tenía antes que ya no los tengo y un sinfín de cosas más). Lo más preocupante para mí son los ruidos, unos ruidos de baja frecuencia (ruido blanco), que para que nos entendamos, es como el ruido de un extractor de una campana de cocina funcionando a baja velocidad, o como el soplido del vapor de una olla a presión. Así las 24 horas de los siete días a la semana. Para volverse loco.
Desde que comenzaron estos síntomas he tenido un total de 24 consultas médicas, incluidos psicólogos, psiquiatras y Urgencias del hospital. Nadie quiere decir nada de por qué me pasó, solo sé que después de mucho insistir me entero que le ha pasado y le pasa a mucha más gente y algunos de ellos peor aún que a mí.
¿Que haría yo ahora si me tuviera que vacunar? No soy médico, pero el mejor médico que tengo soy yo mismo.
En primer lugar, hacerme un análisis serológico, para saber si tengo anticuerpos que indicarían si he pasado la Covid-19 o no. Pues en caso afirmativo una dosis sería suficiente, según indican los propios médicos.
En segundo lugar, realizarme una analítica con el objetivo de ver si tengo algún problema, como anemia, falta de vitaminas o nivel bajo de defensas en mi sistema inmunológico. Esto no lo dicen los médicos, pero lo digo yo que soy víctima.
Si alguien tiene inseguridad, que se la haga, los laboratorios nos tratan como conejos de indias sin informarnos de nada y a quien le pase algo, como somos pocos según ellos, pues que le pase.
El famoso laboratorio de Wuhan no ha sido capaz de decir qué estaba haciendo en el momento que lanzó (sin querer o queriendo) esta arma biológica, que es lo que verdaderamente es el Covid-19.
Creo que la gente que se sienta débil es mejor que se haga la analítica y si tiene alguna evidencia de que cree que pasó la Covid-19, se haga un test serológico (50 ó 60 euros que desgraciadamente deberá abonar).
Alguien tendrá que pagar alguna vez por todo esto, ya que casi 20% de la población mundial tiene secuelas de por vida y creo que desgraciadamente me incluye a mí.
Mi intención con esta carta no es otra sino la de intentar ayudar a otras personas así como denunciar la falta de información, la poca claridad con la que nos hablan los sistemas sanitarios y laboratorios. Escribí a la OMS contándole mi caso y la respuesta que recibí fue que visitara a un médico, cuando ya había pasado veinte consultas médicas. Somos conejillos de indias, que si una dosis de Astra-Zeneca y luego otra de Pfiezer, sin haberlo investigado ni ensayado lo suficiente, en fin, un verdadero caos.
Si alguien ha hecho algo mal en todo esto de la pandemia que lo pague. Nos están reventando a impuestos y subiendo la luz, el gasoil, las telecomunicaciones y tocando las pensiones para intentar pagar la factura de una cosa que no ha sido culpa nuestra.
Yo, mientras tanto, seguiré con mis auriculares con música para intentar dormir, o como el otro día que estaba en el campo, con los sonidos de los grillos, que se superponían a mis ruidos de la cabeza y estaba encantado, para mí eran música celestial. Me gustaría tener un grillo en una jaula y llevármelo a mi habitación para que me cante y poder dormir algunas horas de una maldita vez.

Jesús Maquilón es vecino de Alcantarilla

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