
Primero sobrevivir (8): El círculo alimentario
Por JOAQUÍN P. SÁNCHEZ ONTENIENTE
Fotografías: ÁNGEL FERNÁNDEZ SAURA
Los inestables pilares europeos
Nos conviene procurar la mejor conservación de las tierras y aguas fértiles, pero también nos debe importar la repercusión de las prácticas agrícolas, ganaderas y pesqueras y el posterior procesamiento alimentario sobre el medio ambiente; ya que son responsables de entre un 44 y un 57 por ciento de todas las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de actividades humanas. Además de venir acompañados por los cuatro siniestros y apocalípticos jinetes de la agricultura convencional: fertilizantes, fitosanitarios, erosión y deforestación.
La Política Agraria Comunitaria (PAC) descansa sobre dos pilares: compensar con pagos directos a agricultores y ganaderos por los bienes y servicios públicos que proporcionan a la sociedad (pilar I) y financiar el desarrollo rural (pilar II). Se supone que ambos pilares estarían bien complementados con una serie de medidas para la sostenibilidad
Pero la aplicación de estos principios, que tanta esperanza despertó, ha mostrado un último y demoledor resultado perverso: al basarse en superficies cultivadas y cabezas de ganado en propiedad ha concentrado el 80 por ciento de los recursos en un 20 por ciento de potenciales beneficiarios, es decir, en los grandes propietarios agropecuarios. Ni pequeñas explotaciones ni, por supuesto, áreas marginales como las de montaña, han tenido un apoyo mínimamente suficiente.
Ante la evidencia de la injusticia se intentó rediseñar la PAC 2023 priorizando la sostenibilidad en los productores que realmente lo necesiten y que más beneficio ambiental proporcionen. pero decepcionantemente la idea no prosperó, sin ninguna nueva forma específica de apoyo a la agricultura sostenible
Todo ello y para mayor desgracia, en un reciente contexto de ataque a las políticas ambientales, especialmente contra el Pacto Verde Europeo (hoja de ruta de la UE hacia una economía sostenible), lo que supondría renunciar a sus mejores objetivos respecto de la alimentación sostenible, que son alcanzar:
- 10 por ciento de la superficie agrícola destinada a medidas de biodiversidad
- reducción del 50 por ciento en el uso de plaguicidas
- 25 por ciento mínimo de la superficie agrícola europea en producción ecológica

Valor y precio
Producir alimentos de una manera más sostenible medioambientalmente conlleva algunos costes adicionales (mayores superficies y más mano de obra), por lo que es necesario y urgente una comprometida acción ciudadana. No sólo para asumir algún precio adicional, sino también porque ante la abundancia de productos más baratos y menos sostenibles, se dificulta la expansión de mercado de los más ecológicos, y con ello los mecanismos de escala por los que lógicamente se abaratarían
Muchos autores han ofrecido guías de actuación para la ciudadanía, en pro de una alimentación sostenible. La mejor de las que he encontrado es, en mi opinión, la del nutricionista Manuel Moñino, que necesariamente resumo pero invito a consultar en profundidad.:
- Reducir el consumo de carnes en general, y en particular, el de carnes procesadas. Priorizar carnes con distintivo de bienestar animal.
- Sustituir parte de las carnes por legumbres cocinadas con hortalizas y/o tubérculos. Las legumbres son alimentos de bajo impacto ambiental.
- Asegurar el consumo diario de frutas y hortalizas frescas, de temporada y producidas en entorno más próximo posible.
- Elegir cereales integrales y sus derivados como el pan, la pasta, etc., antes que sus variedades refinadas.
- Los tubérculos, como las patatas o el boniato, son alimentos de bajo impacto ambiental y una fuente de energía saludable.
- Incluir frutos secos no salados varias veces a la semana, incluso a diario, en pequeñas cantidades.
- Incluir uno o dos lácteos al día, elegir leche semi o desnatada, lácteos fermentados sin azúcar y quesos frescos y tiernos antes que curados.
- Comprar preferentemente huevos de gallinas camperas (código 1). Los huevos suponen proteína saludable y sostenible.
- Tres raciones de pescados por semana, priorizando azules. Las especies menos consumidas reducen descartes y preservan ecosistemas.
- Tomar agua como bebida principal. Si se compra embotellada, optar por bidones o garrafas. Los sistemas de ósmosis son poco sostenibles.
- Evitar el consumo de alimentos ultraprocesados, bollería y bebidas azucaradas, por ser poco saludables y de alto impacto ambiental.
- Reducir el desperdicio alimentario al mínimo posible, ajustando las raciones, conservando adecuadamente los alimentos y aprovechándolos al máximo.
Cadena alimentaria, cadena a la Tierra
“Nada nos ata más a la tierra –a sus ríos, sus suelos y sus períodos de abundancia– que los alimentos. Ellos nos recuerdan a diario nuestro vínculo con el milagro de la vida. Por tanto, no debe extrañarnos que en la mayoría de las religiones del mundo se pida la consagración de los alimentos antes de convertirlos en sustancia vital”. La reflexión es del senador norteamericano Al Gore, ya citado antes en estas páginas.
Seguramente esos pensamientos serán más intensos en una agricultora, un pescador o una ganadera, cuando al final de una dura jornada de trabajo se sienten a cenar, pero aunque nos resulten infrecuentes entre las personas más urbanas, es seguro que en algún momento nuestra mente coincidirá con ellos en esos atávicos senderos neuronales, sintiéndonos de algún modo encadenados al planeta a través de los alimentos que tomamos. Sería triste y preocupante que así no fuera, y peor aún que no actuásemos, cuando sabemos como hacerlo.
Conclusión
Producir alimentos de una manera más sostenible medioambientalmente, en entornos de proximidad y acompañados de hábitos de consumo adecuados requiere una comprometida acción ciudadana, asumiendo algún precio adicional y evitando que, ante la abundancia de productos más baratos y menos sostenibles, se dificulte la expansión de mercado de los más ecológicos, y con ello los mecanismos de escala por los que acabarían siendo más accesibles.
Fuentes consultadas
Fabbri, Fabrizio (2001): “Ecologización, una apuesta del sistema alimentario de la Unión Europea”. Madrid, CECOOP
Moñino Gómez, Manuel (2001): “Transición dietética de la población española hacia una alimentación más saludable y sostenible”. Madrid, CECOOP
Navarro Gómez A. (2020): “Sin cambios drásticos, la PAC seguirá fomentando la pérdida de biodiversidad”. Oviedo. The conversation.com

Joaquín P. Sánchez Onteniente
Naturalista

Ángel Fernández SauraFotógrafo
www.angelfernandezsaura.com
https://fotodcdd.myportfolio.com/work
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