Reflexión dominical. Darse es mucho más que dar
Por JOSÉ CERVANTES
Domingo, 10 nov. 2024
La crítica de Jesús a los fariseos
En los capítulos de la estancia de Jesús en Jerusalén según el evangelio de Marcos (cap. 11-12) se va planteando progresivamente la verdadera identidad de Jesús y, al mismo tiempo, se va desvelando la prepotencia y la arbitrariedad de los letrados y sumos sacerdotes, así como su envidia asesina mediante la parábola de los viñadores homicidas (Mc 12,1-12). Por último, aparece la advertencia final de Jesús respecto de los letrados por su manipulación de lo religioso en beneficio propio. Los letrados fueron criticados por su pretensión de aparentar ser más religiosos que nadie mediante lo ostentoso de sus vestimentas, lo aparatoso de sus rezos y por sus intenciones de obtener los primeros puestos, con todo tipo de prebendas, en los diversos ámbitos de la vida pública.
¡Cuidado con las apariencias religiosas!
En el evangelio de este domingo escuchamos la última llamada de atención de Jesús en su enseñanza a la multitud en el templo de Jerusalén: “¡Cuidado con los letrados! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas con pretexto de largos rezos. Esos recibirán una sentencia más rigurosa” (Mc 12,38-40). Se trata de un mensaje de Jesús atestiguado en la tradición de los tres evangelios sinópticos.
La indignación de los poderosos ante la crítica de Jesús
Los letrados pertenecían, en su mayoría, al grupo de los fariseos y, junto con los sumos sacerdotes, formaban parte de los adversarios de Jesús. Jesús provocó la indignación de las autoridades, especialmente de aquellos que vivían a costa de la religión, es decir, la aristocracia sacerdotal y los letrados. Estos dos grupos de poder, denunciados abiertamente por Jesús y temerosos de él y de lo que pudiera suscitar entre la gente, tramaron un complot contra él para eliminarlo. La ofensiva de los dirigentes contra Jesús no se hace esperar y muy pronto conspiran contra él para matarlo (Mc 14,1). Es la gota que colmaba el vaso de una crítica abierta de Jesús a la institución religiosa de Israel que tenía en el templo su centro de atención.
El valor de la ofrenda es el amor de la entrega
En claro contraste con la actitud farisaica de los letrados el evangelio de Marcos, termina esta sección con la escena ejemplar de la ofrenda de la viuda, que muestra su amor a Dios sobre todas las cosas, entregando todo lo que tenía para vivir (Mc 12,41-44). Mujer, viuda y pobre, ella, como la viuda extranjera de Sarepta de Sidón (1 Re 17,10-16), al darlo todo, da mucho más que los ricos. Ella no da de lo que le sobra, sino de lo que necesita para vivir. Es la ofrenda del pobre. Jesús no valora ni la cantidad de lo que se da, ni la finalidad del donativo.
Darlo todo en cada ofrenda
Para Jesús lo que vale es la calidad de la ofrenda, la gratuidad de la persona, la vida como don. Darse es mucho más que dar. Más aún, darlo todo, incluso desde la pobreza y desde la indigencia, es el gran valor que destaca Jesús en la donación de la viuda. Marcos subraya el contraste aún más que Lucas (Lc 21,1-4). Lo que tiene valor para Jesús es el amor. Ésta es, de nuevo, la lección magistral que los discípulos deben aprender de Jesús por medio de esta mujer, pobre y viuda.
La viuda, símbolo de la entrega de Jesús
Y es que la única ofrenda agradable a Dios, tal como pone de relieve la nueva concepción del sacerdocio en la carta a los Hebreos, no es sino la entrega y el sacrificio de la propia vida (Heb 9,24-28). Esto es exactamente lo que hizo Jesús en su pasión, libremente asumida por amor como consecuencia del conflicto planteado ante quienes ponían el acento de la vida religiosa en observancias externas, ritos vacíos y puras apariencias. Se puede decir que la viuda preconiza con su gesto la entrega de Jesús hasta la cruz.
La gratuidad en los pobres
Con el reto de la nueva evangelización y en el marco de la conversión misionera de la Iglesia, asumida como tarea esencial e inherente de la misión permanente en el continente americano y ratificada en el “V Congreso Americano Misionero”, celebrado en Bolivia el 2018, y, a punto de celebrarse, la próxima semana, la sexta edición de dicho Congreso en Puerto Rico, merece una relevancia específica el valor de la gratuidad, destacado y enseñado por Jesús hoy en el evangelio de la viuda, con la perspectiva de anunciar la gratuidad del Evangelio de la alegría, desde los pobres y con los pobres, como protagonistas de la Iglesia.
Los pobres son protagonistas
Los pobres de la tierra, los de África y Latinoamérica, los de Asia y los de todo el mundo, también los de Bolivia, no son solamente destinatarios prioritarios del Reino de Dios y objeto de su amor, sino que están llamados a ser “sujeto” agente de una nueva realidad histórica y portadores de nuevos valores, entre los cuales la gratuidad es radical, no sólo en la vivencia de la vida como don recibido de Dios, sino en el ejercicio del don de la vida como amor y entrega generosa. Los pobres son protagonistas de una nueva historia, la historia de la salvación.
La viuda pobre es modelo de Evangelio
La viuda pobre es un paradigma del Evangelio. Este comportamiento de la viuda es el colofón de la enseñanza del Señor Jesús en el templo, según Marcos. Frente a los letrados y sacerdotes, los varones del poder religioso en el corazón del templo de Jerusalén, en contra de la ostentación que manifiestan y del reconocimiento social que reclaman, Jesús proclama paradójicamente la Buena Noticia y llama la atención de los discípulos acerca de la verdad de Dios. La fórmula solemne de introducción en un dicho de Jesús aparece también aquí subrayando la importancia de una gran enseñanza en otro orden de valores: “De veras les digo que esta viuda pobre echó más que todos”.
La viuda, testimonio vivo de la nueva Alianza
Esta viuda, máxima expresión de la debilidad, de la vulnerabilidad e indefensión, pobre de solemnidad según la categorización bíblica de la tríada de la pobreza, junto al inmigrante y al huérfano, revela la grandeza de Dios en ella, mucho más que el mismísimo templo, pues su gratuidad en la entrega total, también reiterada por Marcos, la convierte en un testimonio vivo, sumamente sencillo, de la Nueva Alianza de la que Jesús es mediador único por el sacrificio de la cruz.
Los pobres, lugar teológico del Reinado de Dios
Como aquella viuda del evangelio y como la viuda de Sarepta, todos los pobres de la tierra, sin excluir a nadie, son beneficiarios prioritarios del favor de Dios y pueden ser, mucho más que víctimas, protagonistas de un mundo de valores nuevo, caracterizado por la entrega generosa de la vida, por la solidaridad sin cálculo interesado, por la gratuidad en la recepción y en la donación sin medida de los bienes de la tierra, aunque sea desde la escasez y la indigencia. También en este sentido los pobres son lugar teológico en este mundo y un ámbito privilegiado para el despliegue del Reinado de Dios y su justicia.
El mensaje evangelizador de la viuda
Desde el dinamismo espiritual del don gratuito y mediante la donación de sí mismo a toda causa justa, los empobrecidos del mundo se convierten en palabra evangelizadora que transmite un mensaje capaz de dar una nueva identidad a toda persona y capaz de generar mecanismos de con-donación y de per-dón, que encaminen a esta sociedad atrapada en el mal de la desigualdad, de la injusticia y de la insolidaridad, hacia otras formas de economía social fundada en la comunión, en la justicia y en la solidaridad.
La próxima Jornada mundial de los pobres
Cuando nos disponemos a conmemorar el próximo domingo la Jornada Mundial de los Pobres, instituida por el papa Francisco, anunciemos, desde los pobres y entre los pobres, el valor de la gratuidad teologal que emana del evangelio y suscita, en el corazón humano, la más generosa solidaridad y la vida entregada como sacrificio por los demás. Esta entrega se hace patente, de manera singular, en todas y cada una de las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa de la Iglesia de Bolivia, pues, desde la pobreza, todos ellos dan su vida por el bien de los hermanos que sufren. ¡Felicidades, de todo corazón, por su gran testimonio!
José Cervantes Gabarrón es sacerdote misionero murciano y profesor de Sagrada Escritura