
Reflexión dominical. Misioneros de esperanza, convencidos de la justicia divina
Por JOSÉ CERVANTES
Domingo, 19 oct. 2025
Eliminar la pobreza, objetivo de la humanidad
El día 17 de octubre se celebra en la sociedad el Día internacional para la erradicación de la pobreza, instituido por la ONU en 1992. La pobreza es la carencia de recursos necesarios para satisfacer las necesidades de una población o de un grupo de personas, que dependen de otros para sobrevivir. Esto se manifiesta en la falta de salud, de vivienda, de ingresos, de empleo, de agricultura estable, de nutrición, de tecnología y de educación. Con este día se pretende que la comunidad internacional tome conciencia y actúe ante el clamor de los hombres, mujeres y niños que padecen el terrible acoso del hambre y las enfermedades. El milagro del pan partido, celebrado constantemente en la Eucaristía, es la gran palabra misionera que los cristianos hemos de proclamar ante el mundo… ¡Y seguro que habrá de sobra cuando compartamos!
La opción por los pobres en la Iglesia
No es una casualidad que el papa León XIV, en su primer gran escrito, “Dilexi te” (“Te amé”) haya concentrado su mensaje en los pobres de la tierra, como punto esencial de su doctrina pontificia y quiera seguir profundizando en la opción preferencial por los pobres, consolidada particularmente en la Iglesia Latinoamericana, en la que él fue un misionero audaz. El gran desafío que la Iglesia tiene por delante es fijarse en el hambre, el fenómeno que más muertos provoca diariamente en el mundo. En la foto de esta reflexión pueden ver el mapa del hambre por países, según la FAO. Son 24.000 personas las que mueren cada día de hambre en el mundo. En realidad, no mueren sólo de hambre, sino de pobres. Morirse de pobres es una expresión descartada en nuestro lenguaje pues refleja la verdadera causa social de la muerte, que lastima nuestros oídos y casi nadie quiere asumir.

La teología de la pobreza se abre camino
Sumidos en discusiones ideológicas, muchas veces bizantinas, parece que las élites políticas y económicas del mundo dejan de atender las realidades más graves y urgentes de los hombres, entre las cuales destaca la pobreza letal en que se encuentran 820 millones de personas hoy en el mundo. El papa León XIV, como paladín de los misioneros de la Iglesia actual, e intelectual comprometido con los pobres, está empezando a consolidar la gran tradición de la Iglesia con lo que el papa Francisco denominaba, en 2015, “la teología de la pobreza”, porque “la pobreza está en el centro del Evangelio” y “porque Jesús dijo que Él mismo está en el pobre”.
La “Dilexi Te” (DT) del papa León XIV
Esta reciente Exhortación Apostólica del papa (DT) hace una profundización en los textos fundamentales de la Biblia sobre los pobres, y un repaso histórico a la doctrina de la Iglesia, de la mano de los Santos Padres hasta los últimos papas. El papa nos pone ante un tratado magnífico sobre los pobres en el corazón de la Iglesia. Y es que “los pobres para los cristianos no son una categoría sociológica, sino la misma carne de Cristo” (DT 110). Podemos destacar varias pinceladas de su doctrina. De San Juan Crisóstomo (s. IV-V) nos recuerda que «no dar a los pobres es robarles, es defraudarles la vida, porque lo que poseemos les pertenece» (DT 42), así como de San Ambrosio: «Lo que das al pobre no es tuyo, es suyo. Porque te has apropiado de lo que fue dado para uso común» (DT 43). Y de san Agustín evoca su palabra magistral enseñando que “el pobre no es sólo alguien a quien se ayuda, sino la presencia sacramental del Señor” (DT 44).
“Misioneros de esperanza”: Jornada del Domund 2025
En ese contexto, en la Iglesia católica, también se celebra, este domingo, 19 de octubre, el Domund, la Jornada Mundial de las Misiones, organizada por Obras Misionales Pontificias (OMP), con el lema “Misioneros de esperanza entre los pueblos”. Es el día en el que, de un modo especial, la Iglesia universal reza por los misioneros y colabora con las misiones. El lema se basa en el texto paulino: “La esperanza no defrauda” (Rom 5,5), y en el petrino: “Regenerados para una esperanza viva” (1Pe 1,3). Este mensaje de Esperanza, centrado en Cristo, es el motivo que el papa Leon XIV ha lanzado en su mensaje para este día, en el marco del año jubilar que, como Iglesia, estamos celebrando este año 2025.
Testigos de la esperanza misionera
La llamada a testimoniar la fe y la esperanza misionera es lo que la Iglesia católica intenta al avivar la conciencia misionera de todos los creyentes en este día. Con ello pretende promover en las comunidades cristianas el crecimiento de la fe, centrada en la experiencia de contar la obra salvífica de Dios en Cristo hacia toda persona y en el ejercicio de la misericordia con toda persona necesitada, especialmente con los descartados y marginados, con los pobres y con los que sufren, para llevar a todos el mensaje de Cristo, nuestra esperanza.
Los misioneros en el mundo
Las situaciones sociales y políticas y las circunstancias, generalmente adversas, en que se desarrolla la acción misionera específica en las regiones sumidas en la miseria atroz de la pobreza, pueden suscitar hoy la toma de conciencia y de compromiso personal ante los graves problemas que afectan a nuestro mundo, así como la solidaridad y el apoyo, espiritual y material, a los misioneros, de parte de las gentes de buen corazón y de los creyentes que habitan en cualquier parte del mundo. Merece la pena recordar a los miles de misioneros y misioneras españoles, italianos, polacos y de todos los demás países que, en los lugares de mayor dificultad y penuria de la tierra, están entregando sus vidas por Jesús y por el Evangelio.
Datos significativos sobre los misioneros
En la actualidad son 9.648 misioneros españoles los que se encuentran repartidos en 128 países de los cinco continentes, de los cuales un 53% son mujeres mientras que el 47% son hombres, con una edad media de 75 años. España sigue siendo el país con más misioneros en el mundo. Además, después de Estados Unidos, España es la segunda nación en cuanto al envío de dinero a los territorios de Misión. Son datos confirmados por Obras Misionales Pontificias España (OMP), en la presentación de la memoria del año 2024. Es tiempo de ofrecerles a todos ellos todo tipo de apoyo y nuestra oración.
Buscar los senderos de la justicia
A instancias del apóstol Pablo, la Iglesia debe acudir, como Timoteo, a la Sagrada Escritura para obtener la sabiduría que conduce a la salvación (2 Tim 3,14-4,2) y, a través de ella, enseñar, reprender, corregir y educar, a tiempo y a destiempo, por los senderos de la justicia. El evangelio de este domingo (Lc 18,1-8) habla también de la justicia social. Una viuda, paradigma bíblico, junto a los huérfanos e inmigrantes, de los sectores sociales marginados, en la parábola del juez, reclamaba con insistencia la justicia a la que tenía derecho ante un juez frívolo, descreído e injusto. Éste accedió a su petición, aunque sólo fuera por perderla de vista. ¿Cuánto más Dios hará justicia con sus elegidos, que son todas las víctimas de la tierra, los que claman a él día y noche en cualquier lugar del mundo?
Reivindicación no violenta de la justicia
Desde la perspectiva de la viuda, la parábola es una apología de la reivindicación no violenta de la justicia. La reivindicación de la justicia exige motivación, insistencia y convicción profunda. La viuda acudía con perseverancia, con firmeza y tenacidad. La viuda pedía que se hiciera justicia, no reclamaba venganza alguna.
La oración busca la justicia
El Evangelio de Lucas es, por antonomasia, el Evangelio de la oración. La enseñanza en el día de hoy es que la oración cristiana consiste en vivir pidiendo justicia, clamando día y noche, desde los oprimidos, con todas las víctimas y por todos los marginados. El padrenuestro es la expresión del deseo comprometido de que se implante la justicia de Dios en este mundo. Es la oración de los que creen en el Reino de Dios, de los que trabajan por él y lo buscan incesantemente.
Creer firmemente en la justicia de Dios
La parábola se centra en la fe de aquella viuda, que confiaba firmemente en alcanzar la justicia a la que tenía derecho. El sentido de la oración no es tanto recordarle a Dios lo que Él ya sabe que necesitamos, sino confirmar nuestra fe y nuestra esperanza en que se realice su proyecto. Y nosotros rezamos, no para que Dios se acuerde de nosotros, sino para que nosotros no nos olvidemos de que Él quiere ser Padre nuestro. Rezar no es simplemente pedir. Es mucho más que eso. Rezar es creer. Es creer que la justicia de Dios es la verdadera justicia y la única solución definitiva a los problemas del hombre, y creer que es posible esa justicia.
El compromiso por la justicia, ante Dios y ante los hombres
El compromiso por la justicia hemos de hacerlo siempre ante Dios, mediante la fe y la oración, pero, al mismo tiempo, hemos de hacerlo ante los poderosos de la tierra, por medio de la palabra y de la razón, con insistencia y convicción, sabiendo que rezar no es simplemente pedir, sino insistir en buscar el Reino de Dios y su justicia, según la cual los indigentes heredarán la tierra, los que gimen serán consolados y los hambrientos serán saciados. Jesús, el Hijo del Hombre, ha emitido su sentencia a favor de los pobres, solidarizándose con ellos, sus hermanos, hasta identificarse plenamente con ellos.

José Cervantes Gabarrón es sacerdote misionero murciano y profesor de Sagrada Escritura, Director de Oikía, Casa de Acogida a Niños de la Calle, y director del Instituto de Estudios Teológicos del Seminario Mayor San Lorenzo, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.